La energía solar es un tipo de energía muy versátil. En los últimos años las aplicaciones disponibles para utilizar la energía solar ha ido aumentando y cada vez existen más opciones en el mercado. Cuando la gente piensa en energía solar, probablemente se imaginan una placa fotovoltaica como las que se suelen ver en los techos de las casas.
Las placas solares convierten la luz (fotones) del sol en electricidad utilizando un semiconductor como la silicona para crear una célula fotovoltaica. El efecto de los rayos del sol en semiconductores se observó por primera vez en 1839 por Alexandre Edmund Becquerel y se estudió extensivamente durante el principio del siglo XX. Sin embargo, no fue hasta el 1954 que se produjo la primera célula solar capaz de producir suficiente electricidad como para utilizarse. Ya para el 1958 se comenzaron a utilizar en aplicaciones científicas pequeñas y la década de los 70 se comenzaron a considerar los posibles usos en hogares y negocios. Poco a poco se aumentó la efectividad de las placas mientras se redujo el costo, haciendo que la tecnología finalmente fuera económicamente accesible al público en general.
Las aplicaciones de la tecnología fotovoltaica las vemos en todas partes: en los postes de luz con placas para energizarlos, cargadores de celular solares, fuentes de agua, luces de jardín y hasta en los satélites que nos proveen la señal del celular. Pero a pesar de que este tipo de tecnología es la más utilizada en entornos pequeños y comerciales, las placas fotovoltaicas no son las únicas formas de utilizar la energía solar.
En muchos casos empleamos la energía solar termal. La energía solar termal es básicamente el calor que emite el sol. El calor del sol viene de la luz ultravioleta (que curiosamente no es la que utiliza la placa solar). Por miles de años hemos utilizado esta energía para cosas tan simples como secar la ropa, cocinar ladrillos y hasta quemar hojas con una lupa. Este último ejemplo es precisamente como se utiliza hoy en día la energía solar termal para producir electricidad a grandes escalas. Con espejos y lentes, se concentran los rayos del sol para calentar líquidos especiales donde se almacena el calor que luego se utiliza para crear el vapor que mueve las turbinas que producen electricidad. Este tipo de tecnología también se conoce como energía solar concentrada, y por lo general solo se emplea en proyectos de grande escala.
A pequeña o mediana escala, la energía solar termal se utiliza en los calentadores de agua solares que solemos ver en los techos. Se puede utilizar para cocinar en hornos solares, secar frutas y vegetales, entre muchos usos más. En resumen, la energía solar es sumamente útil y como es gratis, un buen sistema para producir electricidad del sol nos permite ahorrar mucho dinero.